Matando moscas con el rabo

Me llega.

Escribir, escribir,… escribe, escribe.

Acariciando con la yema de los dedos de mis manos las blancas paredes de esa habitación de tan sólo 2 camas vacías y bailando cantaba una y otra vez:

«Hoy me sien-to tan feliz, tan fe-liz, de estar aquí. «

Feliz de que me hayas elegido como uno de los miembros de tu ejército para repartir bondad y escuchar lo que desean contarte. Ahora somos tus oídos…somos tantos y no sabemos cuántas personas hemos sido tocadas para realizar ese propósito.

Llegó un día cualquiera y me senté sólo en la terraza de una cafetería que se llamaba «La Alemana». Al poco se me acercó una agradable señora mayor y me pidió permiso para sentarse conmigo…claro que acepté y comenzó a hablarme de distintas etapas de su vida. Su colgante llamó mi atención  y me contó que lo hizo su hijo, pero que no se dedicaba profesionalmente a venderlas, así que no todo el mundo podía presumir de una joya hecha por su hijo. Lo echaba de menos. La señora decía llamarse Bienvenida .

En plena conversación,  otra señora, más joven, también me pidió permiso para sentarse a la mesa y tomar algo. Se presentó como Concha. Hablamos de varios temas y se centró en su entretenimiento favorito: la Lectura. En mi bolso tenía «El Regalo» de Eloy Moreno y se lo regalé. Se fué con prisas a seguir con sus recados después de pagar su bebida que no recuerdo si era infusión o café. Dio las gracias por su nueva novela y siguió calle abajo.

Yo también tenía que irme sin un destino concreto.  Invité a Bienvenida a su bebida pagando también la mía y dejé pintada una espiral en el baño entre tantos corazones como «Raúl Corazón Julia» o «Andrea y Yerai 4ever» … tanto Love en el mundo y nos dedicamos a complicarlo todo.

Bienvenida metió dinero en la hucha que tenían expuesta para la investigación y prevención del cáncer de mama…o eso le propuse, porque se sintió mal de que yo pagara su consumición.

………

Llamó mi atención una tienda que a su vez era un centro de relajación con su cartel fucsia con su nombre tan llamativo de «Alma». La chica fué muy amable, pero mi tarjeta no funcionó esa vez para llevarme unas piedras e incienso de Palo Santo.  Seguí mi camino y tras comprar otras cosas, decidí parar a tomar otro café en la Cafetería «En las nubes».

Mis amigos aparecieron para recogerme de repente por allí, tras llamarme preocupados por saber dónde me encontraba.

Yo me sentía bien, pero estaba mal. Es como que mi cuerpo y mi mente trabajaban por separados y sólo actuaba por impulsos…

Yo simplemente no sabía qué me pasaba.

Mi corazón latía deprisa, acelerado, pero por fuera me sentía tranquilo, sosegado y relajado.

Fueron mis amigos quiénes me ayudaron a tomar una decisión.

Allí dentro estaría mejor cuidado.

Allí escuché a todos y a todas.

Internado en el hospital, en la unidad de estancia breve por un brote psicótico maníaco leve.

2 comentarios

  1. Quizá fue demasiado café. Prueba con birra la próxima vez. Eso sí: si bebes, no conduzcas. Steve nos lo dijo; Steve lo sabía.

    octubre 3, 2022 en 11:14 pm

    • Jajajaja tomo nota. Muchas gracias por tu café…digo comentario.

      octubre 4, 2022 en 5:47 pm

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